Último domingo de octubre, con una hora más en el cuerpo y con una idea de tarta salada que es un apaño, si os gustan las alcachofas y si tenéis pocas ganas de cocinar, porque se prepara en un suspiro. En Cartagena siguen haciendo días de otoño que parecen de primavera; por eso aprovechamos para comer al aire libre.
Ingredientes:
- Una lámina de hojaldre
- Un bote de corazones de alcachofa
- 3 huevos
- 200 ml de nata
- 100 gramos de queso grüyere rallado
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta
Preparación:
Desenrolláis la lámina de hojaldre y forráis con ella el molde de tarta que vayáis a usar. Pincháis el fondo con un tenedor, la cubrís con legumbres para que no se baje la masa de las paredes –yo utilizo garbanzos–, y la metéis en el horno, precalentado a 180 grados, unos 10 minutos. Pasado este tiempo, sacáis el molde, le quitáis las legumbres y lo volvéis a meter en el horno otros 5 minutos. Lo sacáis y lo reserváis.
Escurrís las alcachofas hasta que estén completamente secas y les dais unas vueltas en la sartén con un poco de aceite. Las sacáis a un plato con papel absorbente.
En un cuenco batís los huevos, les añadís la nata y el queso rallado y lo sazonáis con sal y pimienta. Agregáis las alcachofas y vertéis la mezcla en el molde. Cocéis la tarta hasta que esté cuajada. Unos 30 minutos.
Observaciones:
Le podéis añadir a la tarta unas anchoas cuando queden unos cinco minutos para que se termine de cocinar.
El molde para esta tarta es de 24 cm.
La bandeja de cristal me la ha regalado mi queridísima vasca Elena. Muchas gracias.