Ingredientes:
- 500 gramos de harina de avena
- 500 gramos de harina de trigo
- 25 gramos de levadura fresca
- 20 gramos de sal
- 350 ml de agua embotellada
- 100 gramos de pasas sin semillas
- 100 gramos de frutas desecadas en trocitos (pera, manzana, coco, plátano, higo y albaricoque)
- 50 gramos de frutos secos picados (avellanas tostadas y nueces)
- 20 gramos de copos de avena, centeno y maíz
- Un puñado de pipas de girasol
En un cuenco grande volcáis las dos clases de harina, hacéis un hueco en el centro y ponéis la levadura desmenuzada, el agua y la sal y, con una espátula o rasqueta de panadero, empezáis a mezclar todos los ingredientes. Cuando hayáis conseguido una masa compacta, añadís todo lo demás, mezcláis y pasáis la masa a una superficie enharinada. Amasáis, y la bola que hagáis la pasáis al cuenco al que le habréis puesto un poco de aceite. Lo tapáis con papel film y lo dejáis levar media hora.
Pasado el tiempo, volvéis a poner la masa en la encimera, la dividís en tres partes iguales, las amasáis por separado y las metéis en el molde que elijáis. Si no tenéis, podéis hacer los panes igualmente, solo tenéis que dejarlos en una bandeja cubierta de papel vegetal y separados entre sí porque se expanderan un poco. Los dejáis levar otros 30 minutos y listos para cocerlos. El horno lo precalentáis a 200 grados y, al meter el pan, lo bajáis a 180 grados. En 30 minutos estarán hechos. Los dejáis enfriar encima de una rejilla.
Observaciones:
Lógicamente, si tenéis cualquier robot amasador podéis utilizarlo, pero ya sabéis que a mí me encanta amasar a mano.
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