Ingredientes:
- 300 gramos de leche condensada
- 300 gramos de cerezas
- 100 gramos de avellanas tostadas
- 25 gramos de mantequilla
- 2 huevos y 2 yemas
- 2 cucharadas de Kirsch (licor de cerezas silvestres que nacen en la Selva Negra de Alemania)
- Una cucharada de harina
- Un limón
- Canela en rama
- Azúcar glas
- 150 gramos de harina
- 50 gramos de aceite de oliva suave
- Una copita de vino de Jerez dulce
- Una cucharadita de azúcar
- La corteza de un limón
- Una pizca de canela
- Sal
Preparación:
Primero preparáis la masa: ponéis la harina sobre la encimera en forma de volcán y, en el centro, el aceite, el vino, el azúcar, una pizca de sal, otra de canela y la ralladura del limón. Lo mezcláis y lo trabajáis hasta que obtengáis una masa ligada. La dejáis reposar media hora.
Mientras reposa la masa, deshuesáis la cerezas con un deshuesador o un cuchillo afilado. Las reserváis.
Y ahora, el relleno: disolvéis la leche condensada en 100 gramos de agua y en un cazo lo ponéis en el fuego con la mantequilla, la canela en rama y la corteza del limón.
En un bol batís los huevos y las yemas; le añadís la harina tamizada, las avellanas molidas, el Kirsch y la leche colada. Lo mezcláis.
Extendéis la masa con un rodillo y forráis un molde con el fondo desmontable. Cubrís el fondo con las cerezas deshuesadas y le vertéis la mezcla de leche. Tenéis que cocer la tarta a 160 grados en el horno precalentado unos 40 minutos.
Desmoldáis la tarta cuando esté fría y la espolvoreáis con azúcar glas.
Observaciones:
He usado un molde de 23 cm.
La receta es de un libro de postres de La Lechera con algunas modificaciones mías.