Me chiflan las avellanas y, por tanto, todas las recetas que las llevan. Este bizcocho de avellanas y chocolate está delicioso y es un desayuno magnífico para este último domingo de febrero. Es sencillísimo de cocinar y va a inundar vuestra casa de un maravilloso olor.
Ingredientes:
125 gramos de avellanas tostadas sin sal
3 huevos
100 gramos de azúcar moreno
100 gramos de azúcar blanco
100 gramos de mantequilla
Un yogur blanco
250 gramos de harina
Un sobre de levadura en polvo
Una pizca de sal
125 gramos de chocolate para postres
Preparación: Lo primero que vais a hacer es triturar las avellanas con el robot que tengáis en casa y, si no tenéis ninguno, las machacáis en un mortero, o dentro de una bolsa les pasáis con fuerza el rodillo por encima. Ahora precalentáis el horno a 180 grados. En un bol grande batís los huevos con el azúcar hasta que la mezcla blanquee y aumente su volumen. Añadís por este orden y mezclando muy bien cada ingrediente: las avellanas trituradas, el yogur blanco, la mantequilla a temperatura ambiente, la harina con la levadura tamizadas y la pizca de sal. Por último, el chocolate picado muy fino. Echáis la mezcla en el molde que hayáis elegido, que previamente habréis pintado con mantequilla y espolvoreado con un poco de harina o rociado de spray antiadherente, y lo metéis en el horno 30 minutos. Cuando pase el tiempo, comprobáis que está listo con un palillo que, al clavarlo en el bizcocho, tiene que salir limpio.
Observaciones: Si no encontráis avellanas tostadas, podéis tostarlas vosotros poniéndolas en la bandeja del horno a 180 grados unos 10 o 12 minutos. Podéis usar pepitas de chocolate, si no tenéis ganas de picar el chocolate.
Otro día más publico una receta que no tiene ningún misterio, pero cuyo resultado es fantástico. Es facilísima de cocinar y preparaos porque vais a sopar mucho pan en un caldo sabroso. Unas almejas con refrito para el aperitivo de este domingo cubierto de nubes en Cartagena.
Ingredientes: (para cuatro personas)
1,5 kg de almejas
3 dientes de ajo
2 guindillas pequeñas
Aceite de oliva
Vinagre de sidra
Cebollino
Preparación: Laváis las almejas en abundante agua para limpiarlas muy bien, por si tienen impurezas o arena. Las dejáis en un bol con agua y un puñado de sal mientras preparáis el sofrito. En una cazuela con tres cucharadas generosas de aceite, sofreís tres dientes de ajo laminados y dos guindillas y añadís las almejas escurridas y secas antes de que los ajos se doren. Salteáis las almejas a fuego fuerte hasta que se empiecen a abrir y, conforme lo hagan, las vais pasando a una fuente. Cuando se hayan abierto todas, y estén en la fuente, vertéis dos cucharadas de vinagre de sidra y lo dejáis que reduzca unos instantes en el fuego. Fuera del fuego añadís el cebollino picado y dais unas vueltas para que el refrito quede ligado. Probáis, por si le falta sal, y vertéis el caldo por encima de las almejas. Observaciones: Podéis cambiar el cebollino por perejil. Y las almejas por berberechos. Con estas almejas, su caldo y unos espaguetis tenéis un primer plato de lujo.
Con los carnavales despidiéndose y la Cuaresma a la vuelta de la esquina me doy cuenta de lo rápido que pasan los días. No hemos terminado aún con los restos de turrones y ya asoman torrijas y buñuelos. Pues entre unas y otros vamos a dar buena cuenta de este fantástico pastel de berenjenas y langostinos que además lleva puerros, zanahorias, calabacines y albahaca.
Ingredientes:
2 berenjenas
Un calabacín
Una zanahoria
Un puerro
Un diente de ajo
Una cebolla pequeña
250 gramos de langostinos frescos
Nata
3 huevos
Albahaca fresca
Aceite de oliva
Sal
Pimienta negra
Salsa
2 tomates grandes y maduros
Un diente de ajo
8 cucharadas de aceite de oliva
Una cucharada de azúcar
Sal
Pimienta
Unas hojas de albahaca
Preparación:
Laváis las berenjenas, las secáis las cortáis en rodajas horizontales, las saláis y esperáis un rato para que suelten el amargor. Las ponéis en una bandeja de horno con un chorro de aceite por encima y las asáis con el el horno precalentado a 200 grados unos 10 minutos. Se tienen que hacer un poco pero sin llegar a tostarse, porque luego van a estar cocinándose otros 40 minutos. Mientras, en una sartén sofréis el ajo y la cebolla picados y, cuando estén listos, añadís el calabacín y la zanahoria a cuadrados y la parte blanca del puerro a rodajas. Sazonáis con sal y también con pimienta y le añadís varias hojas de albahaca picadas. En unos 20 minutos estará listo. Aparte, en una sartén salteáis un minuto los langostinos pelados (podéis guardar las cabezas y las cáscaras para hacer un caldo). Los reserváis. En un molde de plumcake engrasado ponéis una capa de berenjenas, otra del sofrito de verduras y otra de los langostinos troceados. Así hasta que acabéis con todos los ingredientes. Batís los huevos con la nata líquida, los sazonáis y lo vertéis en el molde. Lo tapáis con papel de aluminio y lo cocéis en el horno al baño María unos 40 minutos. Cuando hayan pasado 30, lo destapáis y lo dejáis cocer así lo 10 minutos restantes. Pasado el tiempo, lo sacáis del horno y esperáis a que se enfríe antes de cortarlo en rodajas y servirlo con la salsa. Para hacer la salsa, peláis los tomates, los partís en trozos medianos y los salteáis en una sartén con el ajo, la sal, el azúcar y la albahaca hasta que se evapore el agua de los tomates. Después, añadís poco a poco el aceite. Por último, freís en un poco de aceite unas hojas de albahaca, las escurrís en papel absorbente y las servís de adorno con la salsa de tomate.
Observaciones: Este pastel lo podéis hacer en el microondas. Estará listo en unos 10 minutos, dependiendo de la potencia. Las rodajas de berenjena podéis freirlas en lugar de asarlas en el horno. Si optáis por esta opción escurrirlas en papel absorbente para quitarles el exceso de aceite. Esta receta, histórica en mi caja, creo que es de un suplemento de El País, pero no estoy segura porque es un recorte.
Este mes, gracias al reto Cooking the Chefy al pastelero Christian Escribá, hemos jugado a ser Peter Pan y Campanilla con recetas de pastelería para niños y no tan niños. Con Escribá me ha pasado lo mismo que con Donna Hay: tenía tanto donde elegir, que al final he cocinado una receta escogida al azar: mamá dime un número del 1 al 233. Y dije el 99, que son estas fresas en 3 dimensiones que, además de riquísimas, tienen una presentación "monísima". El verano pasado en Barcelona di buena cuenta de varios de los pasteles de Escribá, entre ellos, un cruasán de mantequilla que estaba de muerte. Aquí tenéis el enlace con todas las recetas ricas de Escribá.
Ingredientes:
Un sobre de cuajada en polvo (12 gramos)
100 ml de leche
220 gramos de fresas
200 gramos de queso crema
200 ml de nata líquida
50 gramos de azúcar
80 gramos de mermelada de fresa
Preparación: Mezcláis en un vaso el sobre de cuajada y la leche. Reserváis tres fresas para la decoración, limpiáis las demás, le quitáis las hojas verdes y las trituráis con la batidora, hasta lograr una textura de puré. Apartáis un poco de este puré para la decoración. Al resto del puré de fresas le añadís la nata, el queso crema y seguís triturando hasta mezclarlo todo muy bien. Incorporáis el azúcar y vertéis la crema resultante en un cazo y la ponéis a calentar. Cuando esté caliente, agregáis la mezcla de cuajada y leche y, cuando empiece a hervir, retiráis el cazo del fuego. En el fondo de los vasos que hayáis elegido para presentar este postre, ponéis un poco de mermelada. Cortáis las fresas reservadas en láminas y las colocáis pegadas por la parte plana en el interior de los vasitos. Vertéis la mezcla caliente en cada vasito. Añadís una cucharada del puré de fresas reservado y finalizáis con una rodaja más de fresa encima. Enfriáis los vasitos en la nevera unos 20 minutos antes de servirlos. Observaciones: Estos vasitos se conservan perfectamente con tapas termosellables. Las mías las compro en la tienda on-line de La repostería de Miguel al igual que los vasitos para yogur.