Como decía mi abuela, qué maravillosos son “los adelantos de ahora”. Aunque ella, que tuvo seis hijos, se refería principalmente a las lavadoras que centrifugan y a los pañales (éstos le parecían el mejor invento del mundo) y yo me refiero a que ya vendan la carne de las chirimoyas sin pepitas. Hace unos años, qué bien le hubiese venido esta pulpa a la madre de mi amiga Lolón, quien para Navidad hacía un postre a base de chirimoyas y nueces (buenísimo, por cierto). Sólo ella sabe la de pepitas que tuvo que quitar para los seis que eran en casa más los invitados. Bueno, y a mí también me hubiera venido de perlas, porque la tarta de chirimoya es un postre clásico en casa.
Para quien no lo sepa todavía, la chirimoya ya tiene denominación de origen y si queréis más información en el Consejo Regulador Chirimoya Costa Tropical Granada Málaga os darán toda la que necesitéishttp://crchirimoya.com/
Entre otras cualidades, esta fruta es de fácil digestión, diurética, pobre en grasas, tiene fibra y reduce los niveles de colesterol. ¡Qué más se puede pedir!
Todo lo escrito ahí arriba es para introducir la receta con la que voy a dejar boquiabiertos a los miembros del jurado, porque mi único afán no es participar, es ganar el II Concurso Gastronómico de Blogueros, #Gastroalmuñecar 2014, conseguir el maravilloso premio y volver de nuevo a la Costa Tropical a disfrutar de esa tierra tan hospitalaria y encontrarme de nuevo con algunas de mis blogueras preferidas.
La pena es que las fotografías no son de Paco Solana que si no...
Tarta de chirimoya
Ingredientes:
- Una plancha de hojaldre fresco
- 150 gramos de miga de pan blanco
- 500 gramos de pulpa de chirimoya (o dos chrimoyas grandes y maduras)
- Leche
- 4 huevos
- 200 gramos de azúcar
Preparación:
Lo primero que vais a hacer es poner el pan en un bol con la leche. No os he puesto cantidad de leche, porque sólo tenéis que poner la que absorba el pan. Se la echáis poco a poco.
En segundo lugar, preparáis la plancha de hojaldre como ya os he enseñado: la sacáis, la dejáis caer encima del molde elegido, le quitáis con un rodillo la masa que sobre, la pincháis con un tenedor, le ponéis encima el papel con la que viene envuelta o un papel vegetal, la cubrís con garbanzos y la metéis en el horno precalentado a 180 grados, 10 minutos. La rejilla en el centro del horno. Un vez transcurrido el tiempo la sacáis y la reserváis.
Si utilizáis hojaldre congelado, tenéis que seguir las instrucciones del fabricante para descongelarlo y luego los mismos pasos que con el fresco.
El relleno es tan fácil que lo explico en un minuto:
En un bol, ponéis la miga de pan escurrida, el azúcar, los huevos y la pulpa de la chirimoya. Si queréis, podéis triturar la mezcla, pero no le hace falta. Mezcláis muy bien con una cuchara, la vertéis sobre el hojaldre y horneáis la tarta a 180 grados durante 35 minutos. Hay que pincharla para comprobar que está lista.
¡De verdad de la buena que está deliciosa!
Observaciones:
Si no conseguís la pulpa de chirimoya, sólo hay que tener un poco de paciencia para quitarles las pepitas. Pero merece la pena probar esta tarta.
II Encuentro Gastronómico de Blogueros Ciudad de Almuñecar (1ª parte)
Y a continuación me pongo más "seria" para intentar transmitiros mis sensaciones después de asistir al II Encuentro Gastronómico de Blogueros de Almuñécar el pasado mes de junio.
Almuñécar sabe a mar, a campo, a tradiciones, a Historia, al trópico. Todo esto, mezclado en una cocina al aire libre bajo la luz mediterránea y regado con unos caldos que han crecido y mejorado de manera reposada, nos ofrece una gastronomía muy particular y distinta.
Almuñécar se levanta sobre una aparente contradicción que la hace distinta de muchos otros enclaves el Mediterráneo: el empuje del mar, tierra adentro, frente a la fortaleza de las montañas que tratan de ganar el horizonte marino.
De esta lucha se aprovecha la cocina sexitana para ofrecer platos exquisitos e inhabituales en los fogones mediterráneos.
Disfruté de una experiencia inolvidable en este encuentro de blogueros organizado gracias al esfuerzo de Lidia de la O Mancilla , alma del blog "Atrapada en mi cocina", quien puso todo su empeño en que nos sintiéramos como reyes y lo consiguió.
Por una parte, este tipo de reuniones alimenta el espíritu de los amigos que se reencuentran en persona, después de llevar mucho tiempo obligados a comunicarse únicamente a través de los ordenadores; por otra parte, el cuerpo también se alimenta con la convivencia, que en mi caso me sirvió para certificar lo mucho que Almuñécar ofrece al visitante, tanto en el plano gastronómico como en el turístico.
Y es que levantarse, salir a la habitación del hotel y encontrarse con esto ya presagia cosas muy buenas:
Es el Palacete de la Najarra, sede de la Oficina de Turismo. Por cierto, que si no llega a ser por Helena del Valle, del blog El puchero de Helena, me quedo compuesta y sin hotel. Gracias de nuevo, preciosa.Observaciones:
Si no conseguís la pulpa de chirimoya, sólo hay que tener un poco de paciencia para quitarles las pepitas. Pero merece la pena probar esta tarta.
II Encuentro Gastronómico de Blogueros Ciudad de Almuñecar (1ª parte)
Y a continuación me pongo más "seria" para intentar transmitiros mis sensaciones después de asistir al II Encuentro Gastronómico de Blogueros de Almuñécar el pasado mes de junio.
Almuñécar sabe a mar, a campo, a tradiciones, a Historia, al trópico. Todo esto, mezclado en una cocina al aire libre bajo la luz mediterránea y regado con unos caldos que han crecido y mejorado de manera reposada, nos ofrece una gastronomía muy particular y distinta.
Almuñécar se levanta sobre una aparente contradicción que la hace distinta de muchos otros enclaves el Mediterráneo: el empuje del mar, tierra adentro, frente a la fortaleza de las montañas que tratan de ganar el horizonte marino.
De esta lucha se aprovecha la cocina sexitana para ofrecer platos exquisitos e inhabituales en los fogones mediterráneos.
Disfruté de una experiencia inolvidable en este encuentro de blogueros organizado gracias al esfuerzo de Lidia de la O Mancilla , alma del blog "Atrapada en mi cocina", quien puso todo su empeño en que nos sintiéramos como reyes y lo consiguió.
Por una parte, este tipo de reuniones alimenta el espíritu de los amigos que se reencuentran en persona, después de llevar mucho tiempo obligados a comunicarse únicamente a través de los ordenadores; por otra parte, el cuerpo también se alimenta con la convivencia, que en mi caso me sirvió para certificar lo mucho que Almuñécar ofrece al visitante, tanto en el plano gastronómico como en el turístico.
Y es que levantarse, salir a la habitación del hotel y encontrarse con esto ya presagia cosas muy buenas:
(Presiento que me van a faltar adjetivos calificativos para acabar esta crónica.)
Pero, antes de levantarme y de acostarme, recién llegada a Almuñécar, me esperaba una sorprendente cata de aceite seguida de una cena fantástica en el restaurante Antiguo Mesón elaborada por el chef Rubén Cabrera quien aparece en la fotografía de abajo con la organizadora Lidia de la O.
Sobre la cata del aceite de oliva virgen extra (AVOE) DOMINUS Cosecha Temprana se me ha quedado guardado en la memoria gustativa y olfativa su excelente sabor y su olor a, entre otros matices, hierba recién cortada. Os aseguro que es así de real.
El director comercial de la empresa que lo comercializa (MONVA) Luis Montabes, no tuvo que esforzarse mucho en convencernos de sus bondades, con probarlo un poquito ya te daban ganas de beberte la botella entera.
Y este era sólo el principio, porque la cena fue por todo lo alto: remojón granadino, brotes con nuggets de gambón, carpaccio de salmón, malagueñas rellenas de gambas, poupietas de mero, milhojas de secreto de cerdo y para terminar una fluído de chocolate del que no dejé ni una gota. Pero en este caso, como en otros muchos, valen más las imágenes que las palabras.
Y para los que os guste cotillear, gente "guapa" que asistió a la cena:
Ahora sí, después de este festín me fui a la cama. Mi despertar viendo el palacete fue espectacular, además de que amaneció un maravilloso día en Almuñécar.
He de confesaros que mirando la playa, que la tenía a menos de cincuenta metros, me dieron unas ganas enormes de hacer novillos y saltarme el desayuno, pero menos mal que una es disciplinada y enseguida dejé de fantasear. Entre otras cosas porque tenía que recoger mi acreditación y además porque me habría perdido un estupendo desayuno a base de pan (Panadería Caribe), jamón (Nevadensis), aceite (DOMINUS), tortas variadas...
El parque del Majuelo me esperaba con los restos de una factoría de salazones de época romana muy bien conservados.
El jamón pasó por las manos de uno de los mejores cortadores de nuestro país: Jorge Maya.
No sabía yo, todavía, lo que me esperaba tras ese opíparo desayuno y, con la barriga llena –porque si escribiera otra cosa os mentiría– nos fuimos al Horno de Cándida, sede de la antigua Escuela de Hostelería, donde José Muñoz, conocido como José El Helaero, maestro repostero y heladero, nos enseñó a cocinar el dulce típico de Almuñécar: la cazuela mohína. Tuve que soltar otro agujero del cinturón.
Este dulce lleva pan, almendras, almíbar, canela y sésamo y, además de estar de muerte, tiene cien mil calorías. Un completo, vamos.
Y no podía de dejar de publicar estas fotos de las chicas enganchadas a las nuevas tecnologías:
Y esta que es mi preferida:
Con el pantalón desabrochado nos dirigimos a otra de las actividades de una intensa mañana: un taller enogastronómico. Cuatro vinos y cuatro tapas elaboradas por el chef Jesús Montes del restaurante La Corrala.
El lugar: el Palacete del Corregidor, con unas vistas extraordinarias de la ciudad.
La master class estuvo a cargo de Maica Díaz Vico de la empresa Gestion Lab. Justo aquí abajo.
Estuvimos rodeados de personas con una profesionalidad digna de alabar. Entre ellos el finalista del concurso nariz de Oro, el sumiller José Luis Carrión, quien se encargó de servir los vinos: Calvente blanco, Señorío de Nevada, Los Barrancos y Anchurón joven.
Y el sorpresón del taller fue que la ganadora del concurso Granachef, un masterchef ganadino, Ana Garín, nos deleitó con su plato ganador en formato tapa: canelón de trufa confitada sobre ajoblanco de chirimoya.
¡Es todavía más simpática de lo que parece en la fotografía!
Y, aunque no os lo creáis, el encuentro bloguero no había hecho más que empezar. Después de este taller nos esperaban en el recinto de la Feria Gastronómica para degustar los platos que se presentaban al concurso. A estas alturas no sabía si meterme en la boca los dedos como los romanos (para hacer hueco en mi estómago lleno) o irme directamente al hotel, pero mi conciencia me llevó de patitas a la Feria a enfrentarme con una selección de tapas de las que tenía que salir una ganadora.
Echad una ojeada:
Pero no creáis, además de comer, tuvimos tiempo de divertirnos. Y si no, que se lo pregunten a la Señorita Deslactosada y su conversación con la langosta o al grupo de blogueras haciendo de las suyas:
Y después de tanta tapa y tanta risa, llegó la hora de probar un cóctel de chirimoya, por obra y gracia de la D.O. Chirimoya. ¡Qué cosa más rica, por favor!
Y las chicas y chicos, cámara en ristre, de nuevo en acción:
Y con el cóctel en el cuerpo, que llevaba Ron Mondero, elaborado también por José El Helaero, me fui al hotel a descansar un rato porque por la noche nos esperaba otra larga sesión que os relataré en la segunda parte de la crónica de mis aventuras por esta ciudad acogedora llamada Almuñecar.
1 comentario:
En restaurantes y eventos hosteleros, la ropa laboral adecuada es esencial para transmitir profesionalismo y mantener altos estándares de higiene. Además, refleja la identidad del establecimiento y genera confianza en los clientes.
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